martes, 11 de noviembre de 2014

Inventos sorprendentes de la antigüedad

A menudo cuando reflexionamos sobre el avance vertiginoso de la tecnología (aún me recuerdo en 1995, no hace ni 20 años, como una de las primeras usuarias del email de mi Universidad...) olvidamos que la humanidad y las sociedades tecnológicas se remontan a muchos años de historia antes de nosotros... Sirva este artículo para no sentirnos tan sabios simplemente por el hecho de ser modernos...

(Fuente: dientes de sable.wordpress.com)

No porque en la antigüedad no hayan inventado los teléfonos inteligentes eran menos avanzados que nosotros. En realidad, las investigaciones han demostrado que los pueblos antiguos crearon y emplearon tecnologías avanzadas que apenas y hemos llegado a comprender. La humanidad aún guarda muchos misterios. Veamos pues, 5 grandes inventos y avances tecnológicos creados por nuestros antepasados, que quizá no conocias.

5 – La copa de Licurgo

La copa de Licurgo es un antiguo cáliz romano. Seguramente te estás preguntando qué puede haber de tecnología avanzada en una copa. Los científicos tampoco notaron nada especial en ella, hasta que la pusieron a contraluz. Tiene un color verde cuando es iluminada por enfrente que cambia a rojo cuando se ilumina desde atrás.
copa de Licurgo
En 1990, investigadores británicos intentaron revelar el misterio tras esta copa. Concluyeron que el vidrio para su elaboración estaba repleto de oro y plata, con granos mil veces más finos que el grosor de un cabello humano. Básicamente, los romanos descubrieron la nanotecnología – la ciencia de la manipulación de partículas extremadamente pequeñas – y la usaron para hacer que una copa brillara con diferentes colores.
Para construir la copa, tuvieron que moler oro y plata en granos mucho menores que los de la arena y fundirlos al vidrio en proporciones específicas para producir los efectos subatómicos que apenas y hemos comenzado a comprender en las últimas décadas.
copa de Licurgo luz
Por alguna razón, los científicos no tuvieron el permiso para manipularla y experimentar con ella, entonces hicieron su mejor esfuerzo para elaborar una réplica. También concluyeron que, probablemente, la copa también cambiaba de color dependiendo del tipo de líquido que se vertía en ella.
Además, resulta mucho más eficaz en la detección de diferentes tipos de sustancias en el aguaque los sensores modernos, lo que significa que la ciencia está considerando emplear esta tecnología de la época de Cesar para mejorar los modernos detectores de sustancias.

 4 – Disco Uunartoq

En el pasado, navegar a través de los mares era una tarea extremadamente complicada. Si deseabas ir, digamos, de Europa a las Américas, era muy probable que terminaras en Madagascar, ya que el agua parece la misma en todas las direcciones allí afuera.
Los científicos se intrigaron por conocer la forma en que los Vikingos eran consistentemente capaces de viajar en una línea completamente recta desde Noruega a Groenlandia y regresar por el mismo camino, que equivale a aproximadamente 2,500 kilómetros. Entonces, en 1948, encontraron un antiguo artefacto vikingo en un convento del siglo XI, y concluyeron que era una brújula impresionantemente avanzada.
Disco Uunartoq
Antes de las brújulas magnéticas, los viejos marineros tenían que encontrar su camino usando los relojes de sol. Como puedes imaginar, la noche e incluso un día nublado resultaba un gran problema. La brújula de los Vikingos, conocida como disco Uunartoq, además de ser un reloj de sol increíblemente sofisticado, con varios grados de sombra para localizar los puntos cardinales, poseía lo que en registros medievales es referido como un cristal “mágico”, que le permitía funcionar incluso cuando el sol no estaba disponible.
Sí, colocamos “mágico” entre comillas porque la ciencia no tenía una buena explicación para el cristal en la época, pero actualmente los investigadores creen que un cierto tipo de cristal colocado en el dispositivo podía, de hecho, haber creado un patrón en el disco incluso cuando era expuesto a una luz débil, y este patrón podría haber ayudado a los Vikingos a encontrar su camino.
Los investigadores hicieron una prueba y descubrieron que el disco funcionaba con menos de cuatro grados de error, lo que se equipara con las brújulas modernas. Y esto que ni siquiera sabemos todo sobre el dispositivo, toda vez que sólo pudieron recuperar la mitad.

 3 – Brocas chinas

La sal era un recurso de mucha importancia en el mundo antiguo que servía, entre otras cosas, como un preservante de alimentos mucho antes de que existiera la refrigeración. Sin embargo, cuando se vive en un país tan grande como China, no es tan fácil hacer un viaje a la playa para recoger agua de mar como una practica diaria. Así, los chinos no tenían mucho de donde elegir a no ser que fuera cavar en busca de este oro blanco.
chinos extraen sal antiguedad
Como consecuencia, inventaron una broca enorme que consistía en una rama de bambú con un poco de hierro al final, que varios hombres usaban para excavar pozos profundos. Estos pozos de sal del siglo III alcanzaban los 140 metros bajo el suelo con toda eficacia.
Los métodos de perforación no sólo eran ingeniosos, sino sofisticados. Los chinos incluso diseñaron todo un repertorio de brocas de perforación para diferentes circunstancias, con protocolos de seguridad incluidos.
broca china antiguedad
Estos pozos que los chinos excavaban también liberaban metano, es por eso que recibieron el mote de “pozos de fuego”. Lo que inicialmente era un problema explosivo se convirtió en un recurso más para aquel pueblo, conforme se fueron dando cuenta que podían emplear ese gas natural para alimentar con energía sus dispositivos antiguos. Transportaban el metano a través de una serie de ductos de bambú de largo alcance que llevaban tanto agua salada como gas a grandes distancias, incluso sobre las calles.

 2 – Pilar de hierro de Delhi

Sabemos que las personas en el medioevo, e incluso antes, tenían la capacidad de revestir materiales con finas capas de metal como el oro y la plata. De hecho, sus métodos funcionaban tan bien que resultan mucho mejores de los que empleamos en la actualidad. Leíste bien: aun no alcanzamos la eficiencia de una técnica de la Edad Media.
Pilar de hierro de Délhi
El Pilar de hierro de Délhi es una columna situada en el complejo Qutb, en Delhi, India. Fue construida alrededor del año 400 y burla completamente a los arqueólogos y metalúrgicos de todo el mundo, porque tiene 1,600 años de antigüedad y aún no ha sido afectada por la corrosión. Compara esto con tu automóvil 1990 y ya te darás cuenta del logro que significa esto.
Los estudios del pilar muestran que su composición es extraordinariamente rica en fosforo, que parece haber protegido al metal de los devastadores efectos de la naturaleza. Básicamente, éste nutre una fina película inofensiva de óxido que combate a un óxido más profundo y perjudicial. Y no es ningún accidente: obras anteriores no poseen este fosforo, mientras que varias estructuras posteriores fueron forjadas de esta misma forma.

 1 – El robot programable de Herón de Alejandría

Herón de Alejandría fue un sabio matemático y mecánico griego al comienzo de la era cristiana. Esta mente brillante fue responsable de la primera máquina a vapor, la puerta automática e incluso del primer robot – todo eso durante el primer siglo de nuestra era. Además, los investigadores le dan el crédito por haber inventado el primer robot programable en la historia.
Puede parecer una tontería llamar “robot” a la invención de Herón, sobre todo si tomamos en cuenta que se trata de un carro de madera con tres ruedas movido por cuerdas en lugar de electricidad. Sin embargo, el dispositivo empleaba un sistema de pesos y poleas cronometradas, de forma que podía moverse con autonomía, hacer curvas y rodear a los seres humanos a muy poca distancia.
A pesar de su simplicidad, científicos en computación dicen que básicamente esta es la manera en que todos los robots operan. Es como si las cuerdas fueran una “secuencia de código”. Los investigados llegaron a construir uno para mostrar que funcionaba y que no se trataba solamente de un producto de la imaginación del griego.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Reflexiones sobre la obsolescencia programada. ¿OBSOLESQUÉE?

Recuerdo perfectamente la primera vez que vi un documental sobre la obsolescencia programada. Soy usuaria del "documental siestero" (en las raras ocasiones en que tengo ocasión de practicar esta sana costumbre celtíbera) y reconozco sin ruborizarme que no sabía lo que era la "obsolesquée?? programada". Desde entonces sigo con interés este asunto, ya que está a la orden del día en muchos de los bienes de consumo que tenemos a nuestro alrededor. 

A ver lectores, a quién no le ha pasado, al menos un a vez eso de la impresora...


Obsolescencia programada: ¿oportunidad o fraude?
Thomas Alva Edison quería crear una bombilla que iluminara el mayor tiempo posible. En 1881 puso a la venta una que duraba 1.500 horas. En 1924 se inventó otra de 2.500 horas. Con la sociedad de consumo en ciernes, aquello no era una buena noticia para todo el mundo. Diversos empresarios empezaron a plantearse una pregunta inquietante: “¿Qué hará la industria cuando todo el mundo tenga un producto y este no se renueve?”. Una influyente revista advertía en 1928 de que “un artículo que no se estropea es una tragedia para los negocios”.
Un poderoso lobby presionó para limitar la duración de las bombillas. En los años cuarenta consiguió fijar un límite de 1.000 horas. No salió al mercado ninguna de las patentes que duraban más, existiendo un diseño de bombilla con una duración de 100.000 horas. Este enlace se puede ver una bombilla centenaria con unos 110 años de funcionamiento ininterrumpido.
Otro ejemplo destacado es el de la cadena de montaje de Henry Ford. El coche modelo T fue un éxito para la industria automovilística americana, pero tenía un problema que en los locos años veinte era todavía incongruente: estaba concebido para durar. Ese fue su punto débil. Desde la competencia, General Motors, consciente de que no derrotaría a su rival en ingeniería, apostó por el diseño. Dio retoques cosméticos a sus coches, lo que le permitió que los clientes cambiaran de utilitario muy a menudo. En 1927, tras vender 15 millones de unidades, Ford retiró el modelo T.
foto ford t
Tras el crash del 29, Bernard London introdujo el concepto de obsolescencia programada y propuso poner fecha de caducidad a los productos con el fin de animar el consumo. En los años cincuenta la sociedad de consumo se había instalado en todo Occidente. El diseñador industrial Brooks Stevens sentó las bases de esa obsolescencia programada, donde ya no se trata de obligar al consumidor a cambiar de tecnologías, sino de seducirlo para que lo haga. El caso de las medias de nylon es bastante relevante.
Pero en nuestros días, la era de la informática ha creado al consumidor rebelde. La abogada Elisabeth Pritzker demandó a Apple tras descubrir que las baterías de litio de los reproductores de música iPod estaban diseñadas para tener una duración corta.
Los bienes que desechamos se convierten en residuos y se reciclan, destapando a su vez malas prácticas. En Africa los niños queman el plástico que recubre los cables para recuperar el metal que está en su interior. El material entra en estos países como producto de segunda mano, pero sólo el 20% se aprovecha, quedando el resto allí como basura.
Podemos concluir que la obsolescencia programada es un recorte deliberado de la vida de un producto para incrementar su consumo. Es la lucha del negocio contra la tecnología, y la ética contra el capitalismo.
Os dejamos con el avance del documental Comprar, tirar, comprar, dirigido por la alemana Cosima Dannoritzer, donde se denuncia esta práctica común en la sociedad de consumo desde hace cerca de un siglo. Además aparece Michael Braungart explicando el paradigma cradle to cradle. No os perdáis el documental completo.

FUENTE: www.ecointeligencia.com

FRASES PARA EL RECUERDO

Como mamá, madrina y tía de pequeños personajes como mis hijos, ahijados y sobrinos, tengo ocasión de disfrutar y reírme mucho de sus ocurrencias- También, (aunque ellos no lo saben) de sus trastadas. Algunas veces, los niños te hacen reír y otras te sorprenden con un sentido común y una personalidad que enternece y a la vez te deja admirado. 

Aunque seamos sus tutores y guías en la vida, no dejemos de aprender de ellos...


"Me gusta pintá porque siempre lo hago bien, 
pero si un día lo hago mal, 
también me gusta pintá"


Lucía, 4 años.
En un taller de pintura, septiembre 2014.

Sostenibilidad alimentaria y transgénicos

La sostenibilidad alimentaria mundial y los transgénicos son temas que van de la mano y que me gustan mucho así que con este post inauguro una serie de artículos interesantes sobre la materia que voy leyendo aquí y allá.

Algunos defienden -con cifras contundentes- la necesidad de investigación y cultivo de transgénicos para dar de comer a todos los que estamos (y vamos siendo cada vez mas...). No obstante hay un sector de opinión que se mantiene escéptico frente a los transgénicos y sus - supuestos - efectos nocivos para la salud a largo plazo. 

Este artículo me ha parecido bastante bien argumentado aunque tendencioso ya que pertenece claramente al sector de opinión contrario a los alimentos transgénicos y pro-agricultura ecológica.

NOTA 1.- bien discretos han sido los autores mencionando las semillas "MON" y las semillas de transgénicos pertenecientes a una multinacional "que no se pueden replantar" (clara alusión creo yo a la multinacional MONSANTO, que comercializa con gran éxito productos similares). 
Otro día hablamos de "MONSANTO luces y sombras..."

NOTA 2.-bien certeros son también los autores al afirmar que ARAGÓN ES LÍDER NACIONAL Y EUROPEO EN PRODUCCIÓN DE TRANSGÉNICOS. ¿Sorprendidos? Pués así es...

Por Sonia Serrano González y David Olmo Nadal - Comité de Agricultura Ecológica de Aragón
Hoy en día, además de la crisis económica, se habla de otra crisis: la crisis alimentaria. Se nos da a entender que faltan alimentos en el mundo, por lo que la única solución que hay es producir cada vez más. ¿El hambre en el mundo es consecuencia de la falta de alimentos?
Sobre este tema, cabe resaltar, que según nos cuenta el profesor Raj Patel en su libro “Obesos y Famélicos” <<La humanidad produce actualmente más alimentos que en toda su historia, y sin embargo una cifra superior al 10% de la población padece hambre. El hambre de esos 800 millones de personas ocurre al mismo tiempo que otro record histórico: mil millones de seres humanos sufren hoy en día sobrepeso>>.
Parece ser que más que por la falta de alimentos, el hambre en el mundo tiene su causa en el mal reparto de los mismos.
Hoy en día la superficie agrícola destinada para alimentar a los animales es casi el doble (65%) que la reservada para el consumo humano (35%).
Hagamos un símil simple, los 250 g de carne que tiene una hamburguesa han necesitado de 50 platos de cereales para producirse. Una cosa es segura, si alguna vez no podemos traer alimentos de fuera, nuestra ganadería será la única que no pasará hambre.
Dentro de este mundo globalizado, se ha pasado de una autosuficiencia alimentaria o soberanía alimentaria a una dependencia creciente en los mercados internacionales y a una disminución de las inversiones en la producción local de alimentos. La liberalización del comercio ha dinamitado la capacidad de muchos países para alimentarse a sí mismos
Hoy por hoy el alimento se maneja en base a las ganancias y no a la salud. Prefieren tirar alimentos antes que rebajar los precios. Se coge la fruta y/o la hortaliza verde porque lo que interesa es que soporte largas distancias de transporte o que aguante mas en las cámaras, no interesa en que estado llegan al  consumidor final.
Como dice el presidente de Slow Food (movimiento internacional que defiende la identidad propia de los alimentos y de sus productores), Carlo Petrini“Nuestros mayores tenían un respeto sagrado por el alimento, pero la industrialización y la invasión del fast food nos ha hecho perder ese vínculo que siempre se ha tenido con la comida. Vivimos en una situación de falsa felicidad gastronómica… Nunca se ha hablado tanto de comida y nunca se ha comido tan mal”.

No hay que ser un experto nutricionista para haberse dado cuenta que los tomates no saben a nada, que la fruta nos la venden para que quede bonita en el frutero (sabor no tiene pero brillo no le falta), que la carne se queda en nada en nuestra sartén, y así un largo etcétera. Eso si, somos muy internacionales, comemos tomates de Marruecos, espárragos de China, ternera de Argentina, pimientos peruanos....y como no tenemos que pagar el efecto ambiental que supone tanto transporte, nos salen muy baratos!!.
Dentro de esta agricultura globalizada, carente de identidad territorial, y en la que lo único que interesa es ganar dinero, como si de una mercancía cualquiera se tratase, surgen a modo de caballo de Troya de la agricultura intensiva los cultivos TRANSGÉNICOS, última vuelta de tuerca para los pequeños productores, para los consumidores y para el medio ambiente.
Con esa “bucólica” imagen de solucionar el hambre en el mundo ya se cultivan (sólo en algunos países) maíz, soja, colza y algodón de origen transgénico. Claro, la mejor solución para acabar con el hambre en el mundo es ¿alimentar al ganado del 1º Mundo?

La semilla de un transgénico es propiedad de la multinacional, no se puede volver a sembrar, hay que comprarla cada año. Además hay que aportarle un producto químico (herbicida) que también fabrica esa multinacional. ¿Quién sale ganando con todo esto?

Desde su aparición, hace ya 10 años en nuestros campos y platos, todo lo que los rodea carece de transparencia. Se desconocen sus efectos en la salud humana y en el medio ambiente. De hecho hay muchos países como Francia, Italia, Alemania, Grecia, Austria, Irlanda Rumanía, que haciendo uso del principio de precaución, han protegido a sus consumidores y a su medio ambiente mediante moratorias a su cultivo. En Aragón todo lo contrario, de hecho somos el primer productor de transgénicos europeo, con casi la mitad de la superficie total cultivada en Europa.

Un transgénico es un ser vivo creado en un laboratorio que no existiría en la naturaleza puesto que se franquean barreras entre especies, introduciendo genes de unas en otras (por ejemplo genes de ratas en lechugas). Durante este proceso se usan genes resistentes a antibióticos. Dichos antibióticos son los mismos que se usan en la lucha contra enfermedades tanto humanas como animales (por ejemplo la amoxicilina). Los transgénicos podrían transferir a las bacterias dicha resistencia y el antibiótico perdería su efectividad, es por eso que la Asociación de Médicos Británica ha recomendado prohibir el uso de estos genes resistentes.

Es un gran experimento lleno de efectos imprevistos, hasta el punto de que el 99% de las plantas transformadas mediante ingeniería genética se tiene que eliminar, por presentar características no deseadas.
La información necesaria para que se elabore una proteína está contenida en un gen y la alteración o inestabilidad de los genes y su interacción con la nueva cadena de ADN puede hacer que las plantas produzcan nuevas toxinas.
Hay numerosos estudios que incitan a dudar de ellos, como por ejemplo los siguientes:
  • En 2007 el departamento de ingeniería genética de la universidad de Caen en Francia presentó un estudio que demuestra que las ratas de laboratorio alimentadas con el maíz modificado genéticamente MON 863 mostraban signos de toxicidad en el riñón y en el hígado.
  • El Gobierno de Austria demostró problemas de fertilidad y reducción en el tamaño y peso de la camada en la tercera y cuarta generación, en ratones alimentados con maíz transgénico NK 603 x MON 810. Sorprendentemente, este maíz está aprobado para la alimentación humana y animal en la UE.
  • Un estudio, esta vez en Australia, demostró que ratones alimentados con guisantes transgénicos presentaban reacciones alérgicas y se volvían más vulnerables a otras alergias alimenticias.
Ya lo dijo el Dr. Arpad Puztai, en 1998 “los alimentos transgénicos podrían originar afectaciones en el sistema digestivo y sistema inmunológico.”
A estos riesgos sanitarios hay que añadir los casos demostrados de falta de control y seguridad, como en el caso del Maíz Starlink, no autorizado para consumo humano y que apareció en la cadena alimentaria por contaminación, o el caso del Maíz  Bt176 consumido en España desde 1998 y que tuvo que ser prohibido en el 2005 por recomendación de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria.

Ante estos datos alarmantes, que cuando menos incitarían a aplicar el principio de precaución, en Aragón hemos apostado por ser el referente europeo en dicho cultivo.
¿No sería mejor y más seguro para el consumidor y el medio ambiente potenciar otro tipo de agricultura?
En un país tan “avanzado” como el nuestro, no es entendible que el consumidor no sepa lo que esta comiendo y  tampoco pueda elegir lo que come.

FUENTE: WWW.ECODES.ORG.